El Convento de Santa Isabel acogió este domingo el besapié al Cristo de la Misericordia, crucificado de Juan de Mesa que recibe culto en el templo perteneciente a las religiosas Filipenses, así como el besamanos a la dolorosa atribuida con fundamento a Cristóbal Ramos.
Ambas imágenes fueron ubicadas en el presbiterio del templo. El crucificado, una de las réplicas que se le encargaron a Juan de Mesa tras el éxito del Cristo de la Buena Muerte de los Estudiantes, estaba detrás, entre cuatro grandes blandones dorados con cera blanca y con rosas rojas a sus pies.
Y delante, se encontraba la Virgen, que aunque es de talla completa, llevaba un manto negro por encima con las vistas bordadas en oro y una pequeña diadema plateada. La dolorosa, que está arrodillada, se elevaba sobre una alta peana de madera policromada y dorada, y la flanqueaban cuatro candeleros y dos jarras plateadas con flores blancas colocadas sobre sendas columnas doradas de fuste estriado y capitel corintio.
Quizá por el templo donde reciben culto estas imágenes y por el hecho de no ser titulares de una hermandad de penitencia, sean algo más desconocidas para los cofrades en general. Por ello, es importante la celebración de este culto cuaresmal que permite contemplarlas de cerca o directamente conocerlas por quienes no supieran de su existencia.
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