jueves, 17 de octubre de 2019
EL RETABLO DEL DESCENDIMIENTO DE ANDRÉS DE OCAMPO, COMO NUEVO
De un tiempo a esta parte, la Parroquia de San Vicente está llevando a cabo importantes actuaciones de restauración de su rico patrimonio; no sólo el perteneciente a las hermandades que en ella residen, como vimos recientemente con la Virgen del Rosario de la Hermandad de las Siete Palabras (ver), sino también con obras que son de titularidad de la parroquia como tal.
Si hace un par de años fue restaurada una talla de Santa Bárbara (ver), en las últimas semanas, además de otras actuaciones, ha sorprendido el resultado de la restauración del retablo del Descendimiento, tallado en madera por Andrés de Ocampo, autor del Cristo de la Fundación de los Negritos, entre 1603 y 1605. Se trata de una obra encargada por la familia de los Ponce de León, dedicada al comercio con América, y que originariamente se encontraba en la actual capilla de la Hermandad de las Penas, que entonces era propiedad de la mencionada familia.
El retablo, que actualmente se encuentra en la nave de la Epístola del templo, junto a la puerta que da a la calle Cardenal Cisneros, ha recuperado su policromía original tras una labor restauradora llevada a cabo por David Triguero durante once meses. Para llegar hasta dicha policromía, que se debe a Vasco Pereira (en el siglo XVII era lo más habitual que los imagineros no se ocuparan de policromar sus tallas), se ha eliminado la enorme suciedad que acumulaba una obra de enorme calidad, como es este Descendimiento.
De hecho, el aspecto que ha conocido de este retablo la práctica totalidad de los feligreses de San Vicente desde varias décadas atrás era el de una obra oscura, prácticamente sin color, por culpa del polvo y la suciedad que además estaban depositados sobre una policromía que no era la original, sino que contaba con otra superpuesta del siglo XIX.
El resultado de esta restauración, que también ha incluido la reparación de numerosas grietas y la retirada de elementos colocados de forma poco profesional a lo largo de su historia material, no puede ser más extraordinario. Ahora se puede admirar con todo detalle un relieve de gran calidad donde vemos en el centro el cuerpo del Señor inmediatamente después de ser bajado de la cruz que, junto a las escaleras, aparece en la parte superior en bajorrelieve.
La Virgen María sostiene el cuerpo y alrededor de él están San Juan Evangelista a la izquierda, la Magdalena a sus pies, José de Arimatea y Nicodemo a la derecha, y curiosamente hay otros tres personajes femeninos más en la escena, que serían María Cleofás, María Salomé y una tercera que es difícil de identificar, aunque nuestra cultura cofradiera nos invite a relacionar sin demasiado fundamento con Santa Marta.
En definitiva, es de agradecer el impulso dado por el anterior párroco de San Vicente, Marcelino Manzano, a la recuperación y mantenimiento del patrimonio artístico de la parroquia, labor para la que ha cogido el testigo el actual, Carlos Coloma.
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