viernes, 6 de octubre de 2017
LA VIRGEN DEL ROSARIO DE LA MACARENA, EN BESAMANOS CON EL MANTO CELESTE
La Basílica de la Macarena acoge durante este fin de semana el besamanos a Nuestra Señora del Santo Rosario, que se encuentra para ello situada en el presbiterio bajo del templo, sobre una peana de madera tallada y policromada con cabezas de querubines, y vestida con el manto de tisú celeste y saya blanca, ambas prendas bordadas en oro.
Luce la corona, ráfaga y cetro procesionales, sujeta una medalla en la mano derecha, lleva el escudo de la Hermandad del Gran Poder en la cintura, mientras que en el pecherín, además de un alfiler con su advocación y cinco mariquillas similares a las de la Esperanza, tiene una réplica de la Medalla de la Ciudad junto a otros broches.
Detrás de la Virgen del Rosario se ha colocado el dosel de la Coronación, obra de Fernando Marmolejo Camargo, flanqueado por credencias de plata, un buen número de candeleros con cera blanca y pequeñas jarras.
Delante del dosel vemos a cada lado unos candelabros de plata con velas blancas colocados sobre sendos pies de madera dorada. El exorno floral se reparte entre las jarritas antes descritas y otras de mayor tamaño colocadas en el suelo con rosas de color rosa y nardos.
El altar del besamanos se completa con el estandarte corporativo en el lado izquierdo y la cruz alzada entre ciriales en el derecho, así como grandes blandones dorados a los lados de la mesa de altar de la Basílica, que ha sido colocada delante de la Virgen para la celebración de las misas durante estos días.
Durante el besamanos, el camarín de la Virgen del Rosario está ocupado por su propio simpecado, obra de 1940 realizada por Sobrinos de Caro en el bordado, Francisco Bautista en la orfebrería y Antonio Castillo Lastrucci en la talla de la pequeña imagen que reproduce a la Virgen; todo ello diseñado por Ignacio Gómez Millán.
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