La lluvia impidió este sábado la salida del rosario vespertino de la Pastora de Capuchinos, en cuyo itinerario estaba previsto visitar en esta ocasión el Hospital Universitario Virgen Macarena. Cerca de las siete de la tarde, la hermana mayor de la corporación pastoreña, Lely Álvarez, se dirigía a los hermanos desde el altar del templo para explicarles que las previsiones meteorológicas indicaban que lo mejor era quedarse en el templo y rezar en sus naves el rosario, salvo dos estaciones que, si era posible, se rezarían en el atrio.
Dicho y hecho. La cruz alzada y los ciriales encabezaron un brevísimo cortejo para la salida de la Pastora hasta el atrio, aunque, una vez comprobado que ya chispeaba en el exterior del templo, se optó por simplemente "presentar", como decían algunos hermanos, a la Virgen al propio atrio, sin llegar a salir completamente del templo capuchino.
De esta forma, se rezó el segundo de los misterios gozosos del rosario, dado que el primero ya se había rezado en la nave central.
Los otros tres misterios del rosario se rezaron en el interior del templo, mientras la Pastora, que estrenaba un manto bordado regalado por la hermana Maravillas Fernández, fue acercándose al presbiterio llevada en andas por sus hermanos a lo largo de la nave del Evangelio.
Allí, en el presbiterio, finalizó el rosario vespertino de la Pastora de Capuchinos, que fue acompañada entre misterio y misterio por el coro de la hermandad. Para otro año quedará la esperada visita al Hospital Virgen Macarena.
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