La Hermandad de las Cigarreras ha concluido, a falta de algunos detalles decorativos, las obras de recuperación de la capilla que posee en la Iglesia de los Terceros, donde residió entre 1674 y 1810, y entre 1820 y 1904. Este espacio, situado en el lado de la Epístola del templo de la calle Sol, junto a las escaleras de acceso al coro, se encontraba tapiado; pero, siguiendo con la labor de restauración integral del templo llevada a cabo por la Hermandad de la Cena, que tiene cedido el uso y el mantenimiento de la iglesia, la cofradía del Jueves Santo ha decidido hacer lo propio con dicha capilla.
Dado que Las Cigarreras ha contado a lo largo de su historia con varias imágenes de Cristo, entre las que conserva dos, sin contar el titular actual, ha optado por llevar hasta Los Terceros una de ellas; en concreto, el conocido como Cristo del Dolor, tallado por Joaquín Bilbao en 1916 para sustituir al Señor atribuido a Benito Hita y Castillo que hoy se encuentra en la localidad onubense de Hinojos.
Sorprendentemente, el canónigo Muñoz y Pabón convenció a la hermandad para deshacerse de tan valiosa imagen, que acabó "casualmente" en el pueblo natal del canónigo. No sería la única maniobra de Muñoz y Pabón para llevarse a su tierra parte del rico patrimonio procesional sevillano, ya que también participó en la inexplicable decisión de la Hermandad del Valle de cambiar su antiguo manto procesional, que tuvo como destino la ciudad de Huelva.
El caso es que la Hermandad de las Cigarreras encargó a Joaquín Bilbao la realización del Cristo del Dolor, una talla impresionante y de gran personalidad, que sin embargo no cuajó en la corporación, ya que en 1939 se cambió por uno de los Cristos anteriores, el de Amaro Vázquez, de principios del siglo XVII. Después, en 1973, volvió a salir el Jueves Santo, aunque sin las figuras secundarias del misterio; y ya en 1974 se estrenó la imagen actual, obra de Francisco Buiza.
Tanto el Cristo de Amaro Vázquez, que está en la sala de exposiciones de la Capilla de la Fábrica de Tabacos (ver), como el de Joaquín Bilbao estaban en las dependencias de la hermandad en el barrio de Los Remedios. Pero desde el pasado lunes, este último se encuentra en la Iglesia de los Terceros, expuesta al culto en la capilla ahora recuperada.
Allí puede contemplarse, aunque ha sido colocado mirando hacia los bancos que hay en el interior de la capilla; es decir, cuando la reja se encuentre cerrada la imagen sólo podrá verse de lado. Hubiera sido mejor otra disposición, pero al menos este traslado de la imagen a la céntrica calle Sol permitirá su puesta en valor como una de las tallas más llamativas del siglo XX. Por otro lado, delante se le han puesto cuatro blandones dorados con cirios morados que el pasado fin de semana formaron parte del montaje del besamanos al Señor Atado a la Columna (ver).
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