La Hermandad de los Estudiantes vivió este domingo una salida extraordinaria acorde a dos elementos: lo que se celebraba, un siglo de historia, y el carácter de la cofradía. Fue una procesión sencilla, pero tremendamente especial. Por el lugar del que salió, su sede fundacional, por la música que acompañó al Cristo de la Buena Muerte, por el itinerario, por el guiño a tiempos pasados y por alguna marcha que no es nada habitual tras el paso de palio de la Virgen de la Angustia.
Fue precisamente un 17 de noviembre, pero cien años antes, cuando en la Iglesia de la Anunciación y con la presencia del arzobispo Eustaquio Ilundain, se dio lectura al decreto de aprobación de la Hermandad de los Estudiantes, nacida en el seno de la Universidad de Sevilla. Por este motivo, la salida extraordinaria que cerró la celebración del centenario se fijo para un domingo, cuando lo más habitual es que estas salidas sean en sábado. Este domingo fue el día exacto en que la corporación del Martes Santo alcanzó su primer siglo de vida.
Y lo que tampoco es habitual es que un aniversario fundacional se celebre con una salida extraordinaria de los dos pasos (las que tienen dos) de una hermandad. En el modelo mil veces repetido suele salir el palio, mientras que con el Cristo se hace si acaso un vía crucis extraordinario. El domingo, sin embargo, la hermandad salió con sus dos pasos, como si fuera Martes Santo; y desde la Anunciación, templo que abandonó en 1966, también en noviembre, para su traslado a la capilla del Rectorado en la calle San Fernando.
Esa misma mañana, el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, había presidido la misa conmemorativa del centenario de la hermandad; una efeméride que tendría su broche de oro cuando a partir de las cinco de la tarde comenzó la salida extraordinaria de regreso de los dos titulares hasta el Rectorado.
Como en el traslado de ida del pasado día 9 (ver), el cortejo de la cofradía lo encabezaba la cruz de guía y de él formaron parte los guiones de diferentes facultades universitarias. En el cortejo del crucificado iban los de Económicas y Empresariales, Ciencias, y Filosofía y Letras. También figuraba el libro de reglas, mientras que los cirios que llevaban los hermanos eran de color tiniebla.
Pronto asomó por la puerta de la Anunciación el paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que contó con un exorno floral compuesto íntegramente de claveles rojos, como muy rara vez ocurre, dado que en los últimos años es más habitual que cuente con lirios morados. La última vez que se vio este paso con claveles rojos fue en su participación en el Santo Entierro Grande de 2004. Además, llamó la atención la colocación de las flores en la zona más cercana alrededor de la cruz, donde había una especie de montículo que sobresalía del resto del monte. Esto no era sino un guiño a la colocación del exorno floral en su última salida desde este templo en 1966.
Pero lo más destacado fue que el Cristo contó para esta salida extraordinaria con acompañamiento musical, como ya ocurrió en junio con el Cristo de Burgos (ver). Y la banda era la misma, la del Maestro Tejera, que recibió al crucificado de Juan de Mesa con el Himno de España.
El paso se detuvo nada más salir para que la imagen fuera elevada, dado que salió algo hundida en el monte para no rozar el arco de medio punto de la fachada. Una vez realizada la maniobra, el Cristo de la Buena Muerte alcanzó la calzada de la calle Laraña y la Banda de Tejera interpretó la marcha que se titula precisamente así: "Cristo de la Buena Muerte".
La segunda marcha que sonó tras el crucificado fue "Virgen del Valle", lo que fue una manera de agradecer a la Hermandad del Valle la acogida que ha brindado a la cofradía universitaria durante una semana. A continuación, hubo una chicotá a tambor a la que siguió otra a los sones de la composición "Una lágrima", mostrando así la banda desde el principio la excelencia del repertorio que iba a interpretar tras el Cristo de la Buena Muerte en esta jornada histórica. Con esta marcha, el paso, comandado por Antonio Santiago y sus auxiliares, se fue hacia la plaza de la Campana.
Tras la Banda de Tejera, la cruz patriarcal daba inicio al cortejo de la Virgen de la Angustia, y tras ella las representaciones de diferentes hermandades, como las del Martes Santo, las de la feligresía del Sagrario de la Catedral, a la que pertenece la cofradía de los Estudiantes (sólo faltó el Baratillo, que ese día celebró la función en honor a la Virgen de la Caridad), y las hermandades de San Bernardo y el Silencio.
A continuación, los guiones de las facultades de Medicina y Derecho, y la bandera concepcionista, que marcaban el comienzo de sendos tramos de hermanos con cirios blancos. Finalmente, antes del estandarte corporativo de los Estudiantes, iban el del Valle, por la acogida, y los de Santa Genoveva y la Macarena, corporaciones hermanadas con la universitaria.
La salida del paso de palio es más complicada por la puerta de la Anunciación que por la del Rectorado. Pese a ello, la cuadrilla solventó la maniobra con éxito y se puso en la calle, momento en que la Asociación Musical Nuestra Señora del Águila, de Alcalá de Guadaíra, tocó el Himno. Y también, como había sucedido con el paso del Cristo, se detuvo antes de pisar la calzada.
Cuando esto ocurrió, la banda interpretó la marcha "Angustia", a la que seguirían después en sendas chicotás las composiciones "Cristo de la Buena Muerte", "Virgen del Valle" y "Coronación de la Macarena", marcha ésta con un corte alegre que no se suele escuchar el Martes Santo tras la Virgen de la Angustia.
Hubo luego una chicotá a tambor hasta la Campana, y a continuación el paso de palio, adornado con calas, nardos y pittosporum, siguió avanzando en dirección a la calle O'Donnell a los sones de la marcha "Cien años de Estudiantes", compuesta por Ángel Lasheras Torres con motivo del centenario de la hermandad.
Nos dirigimos ahora a la plaza de la Magdalena, a la que llegó la cofradía a través de la calle O'Donnell. Sonó tras el crucificado por este punto la marcha "Quinta Angustia" por la cercanía con la parroquia del mismo nombre de la plaza, sede de la cofradía del Sagrado Descendimiento y Quinta Angustia.
Y tras una parada, el Cristo de la Buena Muerte tomó la calle Méndez Núñez a los sones de "Miradlo en la cruz", composición de David Hurtado dedicada este mismo año al Santísimo Cristo de Burgos por su CDL aniversario.
Poco después llegaba a la plaza el paso de palio de María Santísima de la Angustia, que salió de O'Donnell a los sones de "Virgen de las Aguas". Hay que decir que fue ésta una salida extraordinaria de mucho público, pero no demasiado. Esto es, sin duda, un aspecto altamente positivo. La cofradía iba arropada, pero para el cofrade de a pie eso no significó estar agobiado. Al contrario. No era excesivamente difícil acompañar a los pasos.
Es curioso cómo en la primera parte del itinerario se notó más gente alrededor y delante del paso de palio, haciendo más cómoda la contemplación del paso del crucificado; y sin embargo en la última parte, salvo ya en la Lonja de la Universidad, sería justo al revés. Cosas inexplicables del movimiento de las bullas.
En la plaza de la Magdalena se pudo escuchar tras el palio de la Angustia la marcha "Macarena", de Emilio Cebrián, a la que siguieron luego "Virgen de los Estudiantes" y "Virgen de Montserrat", ésta en el giro a Méndez Núñez.
Desde Méndez Núñez, la hermandad buscó la Plaza Nueva para presentarse ante el Ayuntamiento, donde estaba la representación municipal. Los dos pasos se volvieron ante la fachada principal para luego continuar hacia la plaza de San Francisco por el extremo que da a la avenida de la Constitución.
El Cristo de la Buena Muerte llegó a la plaza con la marcha "Amarguras". Luego, tras una parada y una chicotá a tambor, la que interpretó la Banda de Tejera fue "Oremos". Y a continuación, de nuevo con el tambor, se marchó hacia la calle Hernando Colón.
Por su parte, el palio de la Virgen de la Angustia se presentó en la plaza de San Francisco mientras la Banda Nuestra Señora del Águila tocaba "Valle de Sevilla". Y más adelante, tras una parada, siguió los pasos del Cristo por Hernando Colón mientras sonaba ahora "El Cachorro. Saeta sevillana".
La cofradía siguió su camino por Alemanes, Cardenal Carlos Amigo, plaza de la Virgen de los Reyes, plaza del Triunfo (donde sonaron "Mater mea" y "Cristo en la Alcazaba" para el crucificado, y "La Estrella Sublime" por dos veces para la dolorosa) y Miguel de Mañara. Y desde ahí, el Cristo de la Buena Muerte tomó la plaza de la Contratación a los sones de "Miserere".
Posteriormente, en esta parte del itinerario que ya sí recordaba a la noche del Martes Santo, pasó a la calle San Gregorio con "Soleá, dame la mano". En el inicio de la calle se detuvo para luego continuar a tambor hacia la Puerta de Jerez.
"Amarguras" fue la marcha con la que la Virgen de la Angustia se plantó en la plaza de la Contratación tras girar a ella desde Miguel de Mañara. Después, buscó también San Gregorio, ahora con "La Madrugá" como banda sonora en una larga chicotá que al finalizar dio paso a un relevo de costaleros casi en el mismo punto donde se había parado antes el Cristo.
Sonó luego "Soleá, dame la mano", dándose de nuevo la coincidencia de las mismas marchas interpretadas por las dos bandas casi en los mismos sitios. La partitura de Font de Anta, sin embargo, fue interrumpida cuando el paso se paró a la altura de la sede del Consejo General de Hermandades y Cofradías, en cuya puerta estaba su presidente, Francisco Vélez.
El director espiritual de la hermandad, Pablo Guija, dirigió entonces unas oraciones que consistieron en el rezo del Ave María y en el canto de la Salve Regina. Después, el paso de palio siguió hacia la Puerta de Jerez y el inicio de la calle San Fernando a los sones de "María Santísima del Subterráneo".
La calle San Fernando resultó algo desangelada para el cortejo, dado que mucha gente entró en la Lonja de la Universidad cuando se abrió la reja de acceso y, dada la anchura de la calle, otra buena cantidad estaba alrededor de los pasos.
Es lo que ocurría con el paso del Cristo, que accedió al recinto del Rectorado acompañado de mucha gente a los sones de su marcha, "Cristo de la Buena Muerte", que había sonado a la salida y estaba sonando otra vez en estos últimos momentos de la procesión.
Una vez en la Lonja, hubo un nuevo relevo de costaleros. La entrada se hizo directamente en la capilla y no en el vestíbulo principal del Rectorado, como ocurre el Martes Santo. Así, el paso recorrió la Lonja buscando la puerta trasera de la capilla mientras la Banda de Tejera tocaba "Virgen del Valle" y posteriormente la "Marcha fúnebre".
Entraba el Cristo en la capilla y la Virgen de la Angustia dejaba la calle San Fernando y accedía al recinto universitario mientras la banda de Alcalá de Guadaíra interpretaba "Esperanza Macarena", composición que se repitió en este punto. La marcha de las representaciones de otras hermandades, salvo Santa Genoveva, en el Ayuntamiento hizo que los dos pasos fueran más cerca el uno del otro a partir de ahí.
A continuación, el palio caminó por la Lonja con la marcha "Cristo de la Buena Muerte", tras la que se detuvo, momento que alguien aprovechó para cantar una saeta que muchos consideraron fuera de lugar por ser algo propio de la Semana Santa. Que digo yo una cosa: si un crucificado y una dolorosa en sus pasos de salida por las calles en pleno otoño y bajo las luces de Navidad ya instaladas no están fuera de lugar, ¿por qué va a estarlo el cante típico que se dedica a este tipo de imágenes? Doctores tiene la iglesia...
Tras esta parada, el paso de palio afrontó una doble revirá por el pasillito existente entre el edificio de la antigua Fábrica de Tabacos y la propia capilla. Doble revirá y doble interpretación de "Coronación de la Macarena" para la Virgen de la Angustia, que luego buscó ya la puerta trasera de su casa con otra doble interpretación; en este caso, de "Virgen de los Estudiantes", aunque la segunda interpretación se interrumpió cuando el paso se paró ya ante la puerta.
Finalmente, la Virgen accedió a la capilla sin concesiones; es decir, sin darse la vuelta, mirando hacia el interior del pequeño templo, momento en que la Banda Nuestra Señora del Águila tocó el Himno de España.
Faltaban siete minutos para las once de la noche cuando la entrada de la Virgen de la Angustia ponía el punto final a esta salida extraordinaria de los dos pasos de la Hermandad de los Estudiantes. Esto supuso casi hora y media de retraso sobre el horario anunciado. Y es que la salida era extraordinaria para todo, también para que una hermandad como ésta, caracterizada habitualmente por su puntualidad, tuviera retraso.
Poco importó, en cualquier caso, porque fue una salida extraordinaria que permitió ser disfrutada y paladeada con calma, con comodidad, con tranquilidad. Ya podían ser todas así. Y fue, además y de verdad, una salida histórica y con personalidad.
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