La Hermandad de los Desamparados del Parque Alcosa conquistó el centro de Sevilla durante tres días que quedarán para siempre en la historia de la corporación. El motivo era presidir el Pregón de las Glorias que el día 2 de mayo iba a tener lugar en la Iglesia del Salvador. Un cambio de ubicación derivado de las obras de conservación que se vienen realizando en el interior de la Catedral y que impedían su celebración en el Altar del Jubileo, como es habitual.
Dada la enorme distancia entre su barrio y el centro de la ciudad, Nuestra Señora de los Desamparados, su paso y los enseres de la cofradía fueron llevados hasta el templo del antiguo Convento de San Antonio de Padua, debido a su vinculación franciscana.
El día antes del pregón, el jueves día 1, tuvo lugar el traslado de la Virgen ya en su paso hasta el Salvador; un traslado para el que no se contó con acompañamiento musical, sino que durante el recorrido se fue rezando la Corona Franciscana, que se dedicó a las víctimas de las inundaciones y riadas que el pasado otoño afectaron a numerosas localidades, la mayoría de ellas en la provincia de Valencia, provocando más de doscientos fallecidos. Hay que tener en cuenta la relación del barrio de Alcosa y de la advocación de los Desamparados con Valencia. De hecho, una bandera de la Comunidad Valenciana formó parte del cortejo.
A las seis y media de la tarde se inició el traslado, con el paso, que se encontraba en el lado derecho del presbiterio, dirigiéndose a la puerta del templo a las órdenes del capataz, Diego Oliva García, quien afirmó que había llegado el momento de "pasear a la Virgen de los Desamparados por Sevilla". Además, se acordó en la última levantá antes de pisar la calle de un amigo suyo, Fernando Rodríguez, y de su mujer, Charo, de los que dijo que "están malitos".
Por fin, sonó el llamador y el paso cruzó las dos puertas de San Antonio de Padua para salir a la calle San Vicente. Pronto se detuvo para que la cruz que se sitúa tras la dolorosa se colocara a la altura debida antes de afrontar este traslado al Salvador.
Desde la calle San Vicente, el paso, adornado con proteas, rosas, claveles, calas, anthurium, astromelias e hypericum, giró a Santa Ana, siempre seguida por hermanos y vecinos del Parque Alcosa, que no querían dejar sola a su Virgen en este hito de procesionar por el centro de Sevilla, coincidiendo además con los cincuenta años de la propia imagen.
La Virgen de los Desamparados de Alcosa alcanzó la Alameda de Hércules, como siempre repleta de sevillanos y turistas, muchos de ellos sorprendidos por encontrarse con una dolorosa sobre un paso ya en mayo y con la Semana Santa terminada semana y media antes.
El paso discurrió por el lado derecho de la Alameda, en el sentido de la cofradía, y giró hasta parar justo delante de las columnas de Hércules y Julio César, donde se aprovechó para hacer un relevo de costaleros. En el recorrido diseñado para este traslado se iba a dar un pequeño rodeo, por lo que se desvió por Correduría hacia Conde de Torrejón, continuando después por Alberto Lista.
La Virgen de los Desamparados, que nos tiene a los cofrades más acostumbrados a verla pasar por las enormes avenidas de Alcosa, continuó su histórico camino por el centro tomando la estrechez de la calle Saavedras en dirección a la plaza e iglesia de San Martín, donde fue recibida por la Hermandad de la Lanzada, ante la que se paró.
Seguidamente, tomó la calle Cervantes, donde estrechó aún más el camino la presencia de un coche aparcado donde no se puede aparcar. ¿Cómo es posible que estuviera ahí al paso de una cofradía? Vaya usted a saber.
La Orden Franciscana Seglar de San Pedro de Alcántara tuvo el detalle de montar en la puerta de su capilla un altar presidido por la talla de la Virgen de la Aurora para recibir a la de los Desamparados; algo que en Sevilla no es tan habitual como debería y que da todavía más valor al altar levantado por los miembros de esta orden.
Que el traslado fuera en todo momento en horario diurno permitió que no hiciera falta encender la candelería entera, reservándola así para la procesión de vuelta del sábado. Tan sólo se encendieron los seis cirios más cercanos a la Virgen de los Desamparados.
Tras salir de la calle Cervantes a la plaza de San Andrés, el paso giró a Daoiz para detenerse ante la puerta ojival de la parroquia, en la que se encontraban las representaciones de las hermandades de Santa Marta y la Virgen de Araceli, así como el párroco de San Andrés, Francisco de los Reyes Rodríguez López.
Luego, la cofradía siguió adelante buscando la calle Orfila, donde la esperaba la Hermandad de los Panaderos en la puerta de su capilla, ante la que la Virgen de los Desamparados, vestida con manto y saya de salida y con numerosas joyas en el pecherín, también se paró durante unos instantes.
Desde Orfila, el paso cruzó a la calle Cuna, donde resultó muy curioso el comentario de unos turistas que no sabían qué Virgen estaban viendo. De hecho, al ser 1 de mayo, una se aventuró y le dijo a sus acompañantes: "pues será la Virgen de los trabajadores".
Ante el teatro existente en la calle Cuna estuvo parada durante unos cuantos minutos. Al parecer, no se podía llegar al Salvador hasta una hora determinada y la cofradía iba algo adelantada según lo previsto. Luego, continuó hasta recorrer Cuna al completo, parándose algunos metros antes de alcanzar la plaza del Salvador.
Por fin, llegando al final de este traslado, la Virgen de los Desamparados se adentró en la plaza y procedió a entrar en el Salvador, donde seguía instalada la rampa que el Domingo de Ramos y el Jueves Santo había sido utilizada por las hermandades del Amor y Pasión, respectivamente.
El paso giró para subir la rampa y entrar mirando a la plaza, y una vez dentro, se paró ante el altar de cada una de las hermandades con sede en el Salvador, a excepción del de la Hermandad del Prado, que se encuentra junto al Patio de los Naranjos, en la capilla denominada precisamente de los Desamparados. Finalizó así este traslado, que fue la primera jornada en que se pudo contemplar a la Virgen de los Desamparados del lejano Parque Alcosa discurriendo por lugares emblemáticos del centro de Sevilla.
Al día siguiente, viernes 2 de mayo, con la Virgen de los Desamparados situada en el lado izquierdo del presbiterio, tuvo lugar el Pregón de las Glorias 2025, que fue pronunciado por Fernando Vaz, al que se le ha mencionado desde su designación como capitán de los Armaos de la Macarena; un dato que en cualquier caso nada tiene que ver con un pregón sobre las cofradías letíficas. Por ello, simplemente habrá que decir que es hermano de la Macarena, cofradía que tiene una titular gloriosa, como es la Virgen del Santo Rosario.
Y el sábado, a partir de las cinco de la tarde, se inició la procesión extraordinaria de regreso de la Virgen de los Desamparados a la iglesia del antiguo Convento de San Antonio de Padua. Una procesión que salió lloviendo, aunque la previsión era que sería una cosa pasajera. Y lo fue, pero hasta que pasó hubo instantes de una cierta intensidad.
Aunque este año el pregón no se haya celebrado en la Catedral, la Virgen de los Desamparados no iba a perder la oportunidad de entrar en ella y plantarse ante la Patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes. Así, la cofradía se dirigió en primer lugar a la Catedral, dejando para después la tradicional visita al Ayuntamiento en la Plaza Nueva para recibir el simbólico homenaje de toda la ciudad.
Posteriormente, como cofradía franciscana que es, buscó la calle Carlos Cañal para pasar por delante del Convento de San Buenaventura, y seguidamente se dirigió a la Parroquia de San Vicente, en la que llegó a entrar y donde se encontró con la réplica de la Patrona de Valencia que recibe culto en dicho templo.
Desde ahí, cuando ya era de noche, tomó la calle Jesús de la Vera-Cruz en su camino de vuelta a San Antonio de Padua.
Para esta procesión de regreso, la Hermandad de los Desamparados contó con el acompañamiento de la Banda Municipal de Música de La Puebla del Río, que precisamente tocó la marcha "Cristo de la Vera-Cruz" para llegar a la Capilla del Dulce Nombre de Jesús, donde la recibió la cofradía del Lunes Santo.
A continuación, se produjo una larga chicotá del paso desde la capilla de la Vera-Cruz, recorriendo la calle Baños y llegando a girar en Cardenal Spínola, todo ello a los sones de la marcha "Miradlo en la cruz". Luego, tras una breve parada, el capataz dedicó una levantá a su hijo José Manuel, del que dijo que el año que viene irá bajo el paso como costalero. A tambor, la Virgen de los Desamparados llegó a la altura de la puerta del Convento de Santa Rosalía, donde se paró y las religiosas le dedicaron un cántico.
Con la marcha "La Esperanza de Triana" siguió el paso por Cardenal Spínola, parando al final de la calle, a pocos metros de la plaza de San Lorenzo. En ese momento, la cruz fue bajada en el cajillo porque el paso iba a llegar a entrar directamente desde ahí en la Basílica del Gran Poder en una sola chicotá.
Para esta chicotá, en la que pasó de largo por la puerta de la parroquia, donde estaban las representaciones de las hermandades de la Bofetá y la Soledad, la Banda de La Puebla tocó por dos veces "Sinfonía de la cruz". Con ella la Virgen de los Desamparados entró en la Basílica y se acercó al Señor del Gran Poder, deteniéndose ante su altar.
Resulta curioso que de nuevo una hermandad de la periferia visitaba al Señor de Sevilla tras presidir el Pregón de las Glorias, como hizo el año pasado la Candelaria Madre de Dios (ver).
Tras varias oraciones y un intercambio de ofrendas florales, el paso de la Virgen de los Desamparados se dispuso a realizar un giro de ciento ochenta grados para abandonar la Basílica y salir nuevamente a la plaza de San Lorenzo, lo que hizo cuando la Banda de La Puebla tocaba "Procesión de Semana Santa en Sevilla".
Ahora sí, la Virgen fue hacia la puerta de San Lorenzo, parando ante sus cofradías, momento que se aprovechó para colocar la cruz a su altura adecuada. Luego, el paso se marchó con la marcha "El Dulce Nombre", tras la que, después de una levantá por las abuelas de Alcosa dedicada por un contraguía de la Hermandad de Monte-Sión, sonó "Aquella Virgen" al tomar la calle Juan Rabadán.
Unas obras en la calle Teodosio obligaron a cambiar el itinerario previsto inicialmente, por lo que la cofradía, después de un relevo de costaleros, continuó por Juan Rabadán a los sones de "Como tú ninguna", y más adelante giró a Miguel Cid con la marcha "A tus pies, Encarnación". Y la siguiente marcha en esta calle fue "María en sus lágrimas".
La procesión llegaba a su fin con la Virgen de los Desamparados saliendo de Miguel Cid a Marqués de la Mina, pasando por la plaza de San Antonio de Padua y girando en la calle San Vicente, todo ello mientras la banda interpretaba "Valle de Sevilla". Después, se acercó a la puerta de su sede provisional en el centro de la ciudad con la marcha "Al Amparo de María".
Ante el templo se produjo la última levantá en la calle, que se dedicó a los niños y a los padres usuarios del Centro de Estimulación Precoz Cristo del Buen Fin. Luego, el paso se adentró en San Antonio de Padua con la marcha "Virgen de la Palma".
Ya con el paso dentro, la Banda de La Puebla interpretó la marcha "Cristo del Buen Fin". Pero eso quedó sólo para los hermanos, dado que se impidió la entrada a nadie ajeno al cortejo, llegando a cerrar la puerta en las narices a las personas que quedaban fuera y que habían acompañado a la Virgen de los Desamparados hasta el final.
Esto resultó muy llamativo, dado que la hermandad de gloria que tiene su sede en este templo, la Pastora de San Antonio, jamás hace eso, sino que deja que entre todo el que quiera hasta que finaliza la procesión con la parada definitiva de su paso ya dentro. Fue éste, por parte de la Hermandad de los Desamparados, un detalle bastante feo. Con lo bien que se habían dado estos históricos días para la corporación, ¿qué necesidad había de meter la pata en el último momento?
Me parece perfecto y muy bonito todo el reportaje fotográfico y escrito. Excepto lo último, no me parecen adecuadas esas palabras, no creo que se cerrará en las narices, ni creo que fuera un gesto feo. Quiero recordar que aunque hayamos estado como si fuera nuestra casa, no lo era, por lo que había que tener un poco de respeto y control para que nada pudiera pasar en donde tan gentilmente nos han cedido para esos días La Hermandad del Buen Fin.
ResponderEliminarRespeto su opinión, como no puede ser de otra manera. Usted tiene su punto de vista y yo tengo el mío. Y sí, se cerró la puerta en las narices. De hecho, hubo gente que lo dijo y que comentaba que, aunque no se pudiera entrar, al menos se podía haber dejado la puerta abierta para que se escuchase la última marcha. No es, por tanto, una opinión mía y de nadie más. Fue un gesto feo y así lo interpretaron muchas de las personas que, después de acompañar a la Virgen por la calle, se quedaron fuera. Y me pareció personalmente feo porque precisamente se trata de una hermandad a la que he apreciado mucho desde que la conocí hace años.
EliminarEn cuanto a lo del "control para que nada pudiera pasar"... parece un comentario propio del dirigente del CECOP que trató como terroristas a los que quisieron ver entrar San Isidoro en la pasada Semana Santa poniendo vallas a no sé cuántos metros de distancia, entre muchos otros ejemplos. Los que iban con la Virgen de los Desamparados hasta su entrada eran cofrades y devotos, no delincuentes esperando el momento justo para empezar a robar y romper cosas en el templo. Parece que está de moda poner la seguridad como excusa para alejar a la gente de las cofradías.
EliminarComo usted dice, cada uno tiene su opinión. Del CECOP, de momento nada. Lo de la puerta abierta, pues si se lo podría comprar, pero le vuelvo a decir que no era nuestra casa. Lo de cofrades y devotos no lo dudo en ningún momento, por desgracia, cualquiera se puede colar en esos u otros momentos y como le vuelvo a repetir, no era nuestra casa y se tiene que tener mayor cuidado siempre, pero más con lo que no es nuestro. Por cierto, para que no haya mal entendido, no soy ahora miembro de Junta, no hablo en nombre de la Hermandad. Y también se quizo entiendo vivir un momento íntimo después de ese maravilloso día que se vivió. Si se ha sentido como dice con el golpe en las narices, mis disculpas desde la parte como hermano que me toca, pero creo que se actuó como se debía, sin ningún gesto feo, al igual que hacen la mayoría de Hermandades de Sevilla, que es vivir su momento íntimos con sus hermanos. Y aparte lo dicho anteriormente. Aunque yo, aunque hubiera sido aquí en Alcosa, después de un día como ese, hubiera hecho exactamente lo mismo. Gracias y de nuevo mis más sinceras disculpas si a usted o a alguna persona le molestó algo, gracias.
EliminarEs su opinión, muy desproporcionadas creo, pero bueno, si se queda tranquilo y a gusto, pues perfecto.
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