La Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina ha celebrado un año más el besamanos a su imagen titular coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción. Para este culto, la Pastora se situó en el presbiterio alto de su capilla sobre su habitual peana de besamanos, de madera dorada.
Vestía saya rosa y manto azul bordado en oro, así como la pelliza y un sombrero de encaje dorado. Alrededor de la cabeza llevaba un aro de estrellas dorado, mientras que en la mano izquierda tenía el cayado y unas flores bordadas. La derecha, la que posa sobre la cabeza de uno de los corderos, es la que ofrecía a los devotos.
Como es habitual, eran muchas las joyas que tenía la Divina Pastora en distintos puntos de su vestimenta, destacando la Medalla de la Ciudad colocada sobre el manto. Además, a sus pies llevaba una media luna y una granada de orfebrería.
Flanqueaban a la Pastora dos candelabros dorados con cinco velas blancas cada uno sobre sendas columnas de madera. Detrás, ante un cortinaje de gran tamaño de damasco rojo había un dosel presidido por el simpecado de la hermandad entre seis candeleros dorados con cera blanca, dos jarras con flores de talco y dos bandejas de plata, ubicados sobre un frontal de altar de orfebrería.
En los laterales se colocaron dos mesas de madera dorada con pequeños doseles, varios relicarios, jarritas con flores también de talco y unos ángeles de madera policromada. Y en cuanto al exorno floral, se componía fundamentalmente de rosas de color rosa ubicadas en un gran centro ante la Pastora y en dos grandes jarrones de cerámica situados sobre sendas columnas de madera dorada.
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