Nuestra Señora de la Soledad, del Convento de San Buenaventura, permanece hoy y mañana (hasta mediodía) expuesta en besamanos con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción. Como es habitual, la dolorosa del Viernes Santo ocupa la cabecera de la nave de la Epístola del templo de la calle Carlos Cañal, con la zona del arco que comunica con la nave central tapada para crear un espacio cerrado presidido por la Virgen.
La imagen se eleva sobre una fina peana de plata y está vestida con el manto de salida estrenado en 2022, obra de José Antonio Grande de León, y con saya blanca de tisú bordada en oro. Luce la diadema procesional y lleva un puñal en el pecherín, mientras que en la zona del vientre tiene una cruz basada en la antigua cruz de Caño Quebrado que dio origen a la hermandad y en la que está basada también la cruz de guía de la corporación.
La Soledad tiene además un fajín hebraico, mientras que con la mano derecha, que es la que ofrece a los devotos para sus besos, sujeta un rosario, y con la izquierda, que la acerca al pecho, sostiene un pañuelo de encaje.
Flanquean a la Virgen de la Soledad dos jarras de su paso con grandes rosas blancas, flores que también están en un centro en el suelo en la delantera de todo el montaje, así como en las otras dos jarras del paso situadas detrás.
Al fondo vemos un cortinaje negro abierto en el centro para que se pueda ver la imagen de la Virgen de Guadalupe, que este año no ha sido llevada al altar de culto habitual de la Soledad, sino que se ha dejado en su propio retablo. Y ante ella, diversos candeleros con cera blanca, además de las jarras de rosas ya mencionadas, a cuyos pies se sitúan unos pequeños ángeles de madera policromada.
El montaje del besamanos a la Soledad de San Buenaventura se completa con la presencia del estandarte corporativo en el exterior de este espacio que ocupa el montaje, en el lado izquierdo.
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